¿Quién tiene que aprender a competir, los niños o los adultos? Este es uno de los temas más importante en relación al fútbol base.
Una y otra vez vemos a padres y entrenadores empeñados en que los niños sean auténticos robots y se dediquen a hacer exactamente lo que ellos quieren.
Ellos se equivocan, por supuesto, pero está claro que el aprender de una derrota acaba siendo una victoria, y una victoria nunca es completa si no hay nada de lo que aprender con ella.
En los partidos tenemos que animar a los jugadores, levantarles el ánimo o incluso darles un poco de carácter cuando vemos a alguno de ellos un poco dormido. Pero eso no incluye gritarles ni manejarles a nuestro antojo.
Es muy importante que ellos mismos empiecen a tomar sus propias decisiones, a fijarse en que lugar deben colocarse y a hablar con sus compañeros para buscar el sitio y los desmarques necesarios. Todo ello hará que poco a poco sean mejores jugadores.
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